Un 50% más de superficie de cultivo del pistacho en 2017
La superficie de cultivo del pistacho ha aumentado en España en el último año casi un 50%. Según la Encuesta sobre superficies y rendimientos de cultivos publicada por el Ministerio de Agricultura, en 2016 se cultivaban en España un total de 10.625 hectáreas de pistacho, mientras que la superficie de pistacho en 2017 asciende a las 15.847 hectáreas.
Muchos productores, en las zonas de la península donde las temperaturas lo permiten, están apostando por el cultivo del pistacho ante la caída de precios de otros cultivos como el cereal. El pistacho está experimentando un gran auge en Castilla la Mancha, que aglutina aproximadamente el 80% de la superficie dedicada a este cultivo, seguido por otras zonas de Castilla León, Extremadura, Aragón o Andalucía.
Irán y California tienen la producción de pistacho actualmente casi en exclusiva, representando la producción española tan solo un 0,02% de la producción mundial.
El cultivo del pistacho es un tipo de cultivo con buena respuesta a la falta de agua, pues con dotaciones bajas ya puede dar una producción mínimamente aceptable. Pero cuando se le aplican dotaciones de agua similares a un frutal de hueso en regadío, la producción aumenta exponencialmente del mismo modo que ocurre con el almendro. Con el regadío también mejora la calidad de la producción, aumentando el número de frutos abiertos y disminuyendo el número de frutos vacíos, así como mejorando el calibre del fruto. Con todo ello se concluye que un correcto manejo de riego supone un gran aumento de la productividad y del valor de la cosecha.
El pistacho es sensible al ataque del hongo Verticillium dahliae por lo que se recomienda el riego por goteo, repartiendo la dotación anual principalmente en dos épocas: el 70% del aporte se recomienda entre primeros de julio y finales de agosto, y el resto entre los primeros días de abril y los últimos de junio. Además es muy conveniente realizar un riego postcosecha en años especialmente secos para ayudar al árbol a formar las reservas que usará en el cultivo siguiente.
Recomendaciones en cuanto a sistemas de riego para cultivo del pistacho.
La instalación del sistema de riego por goteo para el cultivo del pistacho puede ser tanto superficial como riego por goteo subterráneo con UniRAM® o DripNET® a unos 45 cm de profundidad, disponiendo de una o dos líneas de tubería portagotero por fila de cultivo según tipo de suelo y edad del cultivo. La distancia entre goteros recomendada es de 0,75 m y aplicación de caudales de 1,2 a 2,3 l/h.
En el riego por goteo, el aporte de agua y fertilizantes se realiza en la zona de las raíces, lo que permite reducir la cantidad de agua utilizada. Al mismo tiempo se reducen las pérdidas por evaporación al mojar menor cantidad de superficie, por escorrentía superficial en terrenos con pendiente y por percolación profunda, ya que los riegos se programan con la frecuencia adecuada para que se aproveche todo por la planta y no haya un excedente de agua que se pierda. Todas estas características hacen del riego por goteo el sistema de riego más eficiente para aprovechar el agua y los fertilizantes de forma más eficaz, lo que se traduce en una disminución de costes, tanto económicos como ambientales, y en un aumento de la productividad del agua.
La cantidad y frecuencia de riego, dependerá de las condiciones climáticas de cada zona y del tipo de suelo.
En cuanto al riego por goteo subterráneo, presenta unas ventajas adicionales entre las que destacan la protección de la tubería de los daños mecánicos, con lo que pueden realizarse diferentes labores en el cultivo con maquinaria sin que el sistema de riego suponga una interferencia. Además el riego por goteo subterráneo permite el riego durante la cosecha u otras operaciones de cultivo. Asimismo, tiene como consecuencia una disminución de las malas hierbas, ya que estas tienen el sistema radicular más superficial y en este tipo de riego la humedad se encuentra a cierta profundidad.
Respecto al tipo de suelo, el pistacho puede desarrollarse en diferentes tipos de suelo, pero prefiere suelos franco-arenosos, profundos y con buen drenaje, con un pH comprendido entre 6 y 8. El marco de plantación más común es el de 7×6 o 7×5 metros, poniendo especial atención a la colocación de hembras y machos para la correcta polinización.