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Cultivo herbáceo destinado principalmente a la obtención de forraje para alimentación de ganado.
RIEGO
El cultivo de alfalfa puede desarrollarse en secano, pero una buena instalación de riego por goteo aumenta los rendimientos considerablemente.
Dentro de los sistemas de riego de los que se dispone para la alfalfa, el método que mayor rendimiento genera y minimiza el consumo de agua es el goteo enterrado. Para ello, se instala la tubería con goteros integrados enterrada a una profundidad entre 25 y 30 cm, según el tipo de terreno. En suelos arenosos será conveniente una menor profundidad que en suelos arcillosos. Lo aconsejado sería realizar catas para ver las dimensiones del bulbo húmedo generado en función del tiempo y caudal del gotero, pero el estándar se realiza con líneas de goteo separadas 80-100 centímetros y goteros cada 50 cm con unos caudales de 1 o 1,6 l/h. Las tuberías recomendadas, son UniRAM® y DripNET® PC.
Por otro lado, si hablamos de riego por aspersión, son recomendables marcos de 12×12 12×15 con aspersores de 1.500 l/h.
CLIMA
La alfalfa germina en un amplio rango de temperaturas que van desde los 2 ºC a los 30 ºC. Es una planta perenne, pero detiene su desarrollo en invierno con la entrada de las bajas temperaturas.
SIEMBRA
La dosis de siembra varía según el destino y el diseño de riego. Con las recomendaciones de riego, pueden llegar a dosis de siembra de 16 kg/ha.
SUELO
Pese a cultivarse en multitud de suelos diferentes, requiere de suelos profundos y con un buen drenaje con un pH que oscile sobre 7. Es muy sensible a la salinidad.